Si quieres saber qué ver en Cuenca, aquí te dejamos los lugares que no pueden faltar en tu próxima visita. Anótatelos todos.
Viajar siempre es un muy buen plan, para tu escapada tenga un final feliz debes buscar destinos a la altura de tus expectativas.
Si has decidido poner rumbo a esta ciudad manchega, debes conocer qué ver en Cuenca. Nosotros te ayudamos con ello. Un sinfín de rincones te están esperando allí.
Asentada entre las hoces de dos ríos, se alza majestuosa y presumida. Cuenca es cultura, historia viva y naturaleza infinita. Si estás decidido, vamos con todo lo que hacer en Cuenca.
Cuenca no es tarea de una jornada, hay que disfrutarla sin prisa, pero sin pausa...su casco antiguo, sus empinadas cuestas, casas de vivos colores, recovecos llenos de historia y leyenda.
Desafiando a la gravedad se asoma al Júcar y es merecidamente, Patrimonio de la Humanidad desde 1996.
Lugares imprescindibles que ver en Cuenca
1. La Calle Alfonso VIII
Como no podría ser de otro modo, nuestra primera parada no es un simple monumento, es toda una calle.
Una calle que, en su conjunto, constituye la imagen más representativa de la ciudad. No tendrás que preguntar por ella, cuando estés frente a ella, sabrás que has llegado a tu destino.
Es la arteria principal del casco antiguo, la pasearás y visitarás sin querer. Disfrútala mucha, el colorido de sus fachadas y su singularidad te invitan a ello.
La Calle Alfonso VIII desemboca, en la Plaza Mayor de Cuenca, nuestra siguiente parada.
2. La Plaza Mayor
La Plaza Mayor de Cuenca no se parece a ninguna otra. No tiene soportales, no está porticada, ni siquiera está cerrada al tráfico. Es sencillamente el corazón de la ciudad.
Como ocurre en la mayoría de las ciudades, la Plaza Mayor de Cuenca alberga en su interior los edificios más importantes.
Recuerda visitar el Ayuntamiento, la Catedral y los establecimientos más representativos de la actividad comercial conquense.
3. Catedral de Cuenca
Uno de los grandes monumentos de la ciudad de Cuenca es su Catedral, que bajo la advocación de Santa María y San Julián, patrón de la ciudad, preside la plaza.
Fue el primer edificio construido tras la conquista del rey Alfonso VIII, y ostenta el título de ser una de las primeras catedrales de estilo gótico de España.
Su fachada impresiona, y en su centro preside un gran rosetón, junto a las tres grandes puertas de arco apuntado con una talla de San Julián.
Aunque el edificio data de época medieval, la fachada tuvo que ser reconstruida a causa de un derrumbamiento en épocas recientes.
Si el exterior enamora, cuando traspases el umbral, te quedarás sin palabras. Su interior es, sencillamente, sobrecogedor.
Al contrario de lo que sucede en otras iglesias y catedrales, donde se muestran oscuras, frías y entregadas al recogimiento, en la Catedral de Cuenca es todo lo contrario.
Cuando entras en ella la luminosidad irrumpe, una luz cálida te envuelve e ilumina todo a tu alrededor a través de sus vidrieras de gran tamaño.
El arquitecto original las diseñó todo lo grande que permitía la estructura del edificio con un propósito, acercar el cielo a la tierra.
Pero además de admirar la catedral por su arquitectura y elementos del gótico, te propongo un juego.
En una sala de la sacristía se esconden tres curiosidades que no te esperas, te reto a encontrarlas.
La primera es que en dos de sus puertas de madera existe una pieza de relieve con motivos orientales, si, has oído bien.
La segunda, nos la encontramos nada más entrar, la imagen de la Dolorosa.
Una muestra de cómo con las hábiles manos de un artista, un humilde tronco de madera puede convertirse en una obra de arte.
Están cuidados todos los detalles, hasta el más pequeño.
Por eso, si eres suficientemente alto o afinas bien el zoom de tu cámara verás la delicadeza de la talla de cada uno de los dientes y de la lengua de la imagen.
Por último, en la sacristía nos encontramos también una imagen de la Virgen de la leche.
En ella, aparece la Virgen amamantando al niño y como la imagen resultaba impúdica para la época permaneció y sigue permaneciendo “escondida” para no ofender a los visitantes de la catedral.
4. Las Casas Colgadas y el Puente de San Pablo
Si te hablo de Cuenca, ¿cuál es la primera imagen que te viene a la cabeza? las Casas Colgadas, ¿verdad?
Pero recuerda son COLGADAS, no colgantes ni nada parecido.
Nuestros vecinos los conquenses defienden, a capa y espada, que se hable de este monumento emblemático con propiedad.
Es sin duda una cita ineludible en la ciudad.
La fachada del Hoz del Huécar tuvo casas colgadas, pero, hoy en día, solo quedan conservadas las tres que todos conocemos.
El origen de estas edificaciones es gótico popular y, sobre todo, destacan por sus balconadas de madera de pino asomadas al río, desafiando a la gravedad.
Las Casas Colgadas de Cuenca han tenido varios usos al cabo del tiempo.
Su aspecto actual se debe a las restauraciones del siglo XX, y han sido utilizadas como casa particular, como casas Consistoriales y, en la actualidad, como sede del Museo de Arte Abstracto Español y como restaurante.
Si te apetece cruzar al otro lado de la hoz donde se alza las casas, tienes que hacerlo por el Puente de San Pablo, que une el casco histórico de la ciudad con el Convento de San Pablo.
El puente, inicialmente de piedra, fue sufriendo el deterioro propio del tiempo y tras su derrumbe parcial se decidió reconstruirlo en hierro, aspecto que tiene actualmente.
Un lugar único desde donde tomar las mejores instantáneas de las increíbles vistas de la ciudad.
Los amantes de la fotografía, disfrutarán, sin duda, de este singular rincón manchego.
5. La Torre de Mangana
Esta torre es otro de los emblemas de la ciudad. Ubicada en la plaza del mismo nombre, hoy en día, el tiempo en Cuenca lo marca el reloj de la torre.
Fue construida sobre un alcázar árabe, fue vigía de una antigua sinagoga, iglesia cristiana y actualmente Monumento a la Constitución.
En ella pasado y presente se unen, siendo testigo impasible de la historia de la ciudad.
6. Rascacielos de Cuenca en el Barrio de San Martín
¿Qué tienen en común Cuenca y Manhattan? Los rascacielos…..
En Cuenca hay rascacielos, sí, pero se parecen poco a los de la Gran Manzana. Los conquenses tiene mucho más encanto.
Se encuentran en el barrio de San Martín y algunos de ellos llegan a tener más de diez alturas, desafiando la física, e inclinándose como si la gravedad no fuera más que un chiste.
Sin duda un sitio singular y único como pocos en España.
Como podrás ver en Castilla La Mancha hay mucho por descubrir.
7. El Castillo de Cuenca
Nos hemos “pateado” toda la ciudad, te prometo que habrá recompensa, pero aún nos falta un último lugar al que llevarte.
En un penúltimo esfuerzo, caminando por la Calle de San Pedro, subiremos a la parte más alta de la ciudad para encontrarnos con el Castillo de Cuenca.
De él queda ya poco en pie, el tiempo no perdona, pero sin duda su visita merece la pena.
Fue fortaleza árabe y conquistado por Alfonso VIII en el siglo XII.
Si eres un enamorado de la historia, y de estos tesoros en piedra te recordamos que en Castilla La Mancha tenemos nuestra particular ruta de los castillos.
Si aun te lo permiten las piernas, podrás subir hasta la parte más alta del castillo por las escaleras acondicionadas para turistas.
Prepara el objetivo de tu cámara, porque las vistas desde aquí arriba te dejarán, otra vez, sin palabras.
Una panorámica de las dos hoces que quedará grabada en tu memoria.
Nuestra visita a Cuenca por hoy acaba aquí. Pero hay muchos más sitios que visitar y descubrir en esta ciudad suspendida entre ríos.
Y como el esfuerzo ha sido considerable, nos hemos ganado el sustento, así que te invito a degustar los platos de la zona...
Una buena ración de Atascaburras y un buen vaso de vino tinto de La Mancha.
Un broche de oro para una visita inolvidable.
Claro que si la visitas a primeros de febrero, no dejes de probar los dulces típicos de Carnaval.